miércoles, 17 de noviembre de 2010

Sobre amor, muerte y paradojas...

-Verás, cariño, solo hay dos cosas por las que merece la pena escribir.
-¿Cuales?
- El amor y la muerte.
- Exageras...
- No fijate: toda las grandes obras de la literatura, el cine, el arte, las mejores canciones...
- No sé...
-Y en la historia. ¿Qué no? Escucha estas paradojas sobre el amor. Quedan miles perdidas en el día a día, hay otros de ejemplos en más sitios.

Mira amor, para que luego veas las contradicciones de los enamorados, vidas marcadas por esas dos realidades, las únicas. Hay pasos intermedios, pero básicamente es así. Es viejo este texto, de Elvira Lindo creo, pero tiene algún punto propio.

Catulo dedicó toda su obra a Lesbia.

Elena de Troya lanzó mil barcos a una guerra por ella.

Antino se arrojó a un estanque cuando pensó que ya no era suficientemente bello para Adriano. Marco Antonio perdió un imperio por Cleopatra.

Lancelot traicionó a su mentor y mejor amigo por el amor de la reina Ginebra, y enfermo de amor y remordimiento emprendió el peregrinaje en busca del Santo Grial.

Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, se casó por amor con la hija del hombre que había matado en duelo.

Robin Hood raptó a Lady Marian.

Beatriz rescató a Dante del Purgatorio.

Petrarca dedicó toda su obra a Laura.

Abelardo y Eloísa se escribieron durante toda la vida.

Diego Marcilla, en Teruel, cayó muerto a los pies de Isabel de Segura al enterarse de que ésta había desposado al pretendiente designado por su padre.

Julieta bebió una copa de veneno cuando vió muerto a Romeo.

Melibea se arrojó por la ventana a la muerte de Calixto.

Ofelia se tiró al río porque pensó que Hamlet no la amaba.

Polifemo cantó a Galatea hasta el final de sus días mientras vagaba lloroso entre prados y ríos. Boticelli enloqueció por Simonetta Vespucci después de inmortalizar su belleza en la mayor parte de sus cuadros.

Juana de Castilla veló a Felipe el Hermoso durante meses, día y noche sin dejar de llorar, y acto seguido se retiró a un convento.

Don Quijote dedicó todas sus gestas a Dulcinea.

Doña Inés se suicidó por don Juan y regresó más tarde desde el paraíso para interceder por su alma. Garcilaso escribió decenas de poemas para Isabel de Freire, aunque nunca la tocó.

San Francisco de Borja abandonó la corte a la muerte de la emperatriz Isabel.

No volvió a tocar a una mujer. Isabel de Inglaterra rechazó a príncipes y reyes por el amor de sir Francis Drake.

Sandokán luchó por Marianna, la Perla de Labuán.

Werther se pegó un tiro en la sien cuando le anunciaron la boda de Carlota.

Hölderlin se retiró a una torre a la muerte de Diotimia, a la que no había tocado jamás, y no volvió a ver la luz del sol.

Rimbaud, que había escrito obras maestras a los dieciséis años, no volvió a escribir una sola línea desde el momento en el que se terminó su relación con Verlaine, se hizo tratante de esclavos y se suicidó literariamente.

Verlaine intentó asesinar a Rimbaud, acto seguido se convirtió al catolicismo y escribió “las Confesiones”, nunca volvió a ser el mismo.

Julián Sorel aguantó dos meses sin mirar a los ojos a Matilde de la Mole para recuperar su cariño. Ana Karenina abandonó a su hijo por el amor del teniente Vronski, y se dejó arroyar por un tren cuando creyó haber perdido aquel amor.

Camille Claudel enloqueció por Rodin, que nunca movió un dedo por ella.

Stalin se volvió un genocida cuando Katia murió.

Rainiero de Mónaco se volvió un hombre triste cuando Grace Kelly se mató en aquella curva.

María Callas enloqueció cuando Onassis le abandonó sin mayor miramiento para casarse con la viuda de Kennedy.

Y yo, amor mío, me vi perder el control en un puente de Cambridge, mientras una barca de universitarios volcaba en el río Cam. Y me hubiera ido para siempre si me lo hubieras pedido...

Viernes, día 19 de noviembre, a las 7, 50 de la mañana. Estación de Autobuses de Burgos


1 comentario:

Anónimo dijo...

Se me ha olvidado comentar, la foto es de Robert Diosneau... se titula el beso