viernes, 12 de noviembre de 2010

Burgalés en Sevilla.

- Y esto se llama tortilla de camarones...
- Entiendo. Trae acá.
- ¿Y bien?
- mmmmmmmmm...

Calle Betis, sentados a 50 metros del puente de Triana. Anocheciendo. La torre del Oro iluminada a mi derecha y la Real Maestranza, en blanco y oro, se alza imponente ante mis ojos. Degluto la tortilla bajo su atenta mirada y la conversación continua animada mientras damos cuenta de la fuente de pescaito frito. La noche nos envuelve, sin sorprendernos. No hace frío, ni un atisbo pero un ligero escalofrío recorre su cuerpo. Cojo su mano. Deja de mirarme así, reina. Billie Holiday viene a mi cabeza sin saber el por qué. Sonrío y nos vamos hacia la Plaza de Cuba.

Ese río que quiso ser mar, ese río que vio el oro de América, los sueños de los descubridores y por el que entró hasta la patata a Europa circula bajo mis pies. María asegura que ahora el Guadalquivir está poblado por peces de tres ojos y bañarse significaría aparecer con otra oreja. Mínimo.

Nos dirigimos en metro más moderno del mundo ( por el bien de mi relación no escribiré más sobre este moderno medio de transporte que colma de orgullo a la capital andaluza) al exclusivo barrio residencial del Cerro del Águila. Mañana será otro día. Y puede que en Sevilla llueva, dicen que aquí es una maravilla

- ¿Quién me iba a decir a mí que terminaría aquí?
- ¿Qué pasa?, ¿no te gusta?, ¡No te cueles, eh!

Pienso. No me gusta, me encanta. Ciudad profana y sagrada. Grandiosa y ombliguista. Pero sobre todo genial. Preciosa como la virgen de Triana, pero contra la Macarena.
Contradicción de pasión religioso y fervor con un nivel de fiesta inigualable.
Que si Betis, que si Sevilla.
¿300 días de sol? Más
¿Nieve ? Si, el ciertas barriadas. Pero no la del norte.
Una cerveza espantosa, pero refrescante.
No me lo puedo explicar, no lo puedo comprender, pero me encanta.
Grandes centros comerciales pegando con barrios miserables.
Pasas de Nervión, Triana, Santa Cruz, el Cerro del Águila.
Preciosa ciudad bipolar. Donde se da la mano la locura y el señorito, el gitano y el cani.

¿Piedras? Plaza de España. Historia viva en azulejos andaluces que reflejan también la misma historia de esa Hispalis, ciudad no-madeja-do, la del 29 y del 92. Gloria del Imperio y la patria. Que pudo ser y fue. De Hércules de Felipe González, pasando por Becquer, Machado y miles de guiris y románticos. En novelas y en óperas, en cartas de amor y poemas.

Gentes maravillosas que has conocido en poco tiempo: desde la señorita Noelia -vía Osuna/Cambridge-, y su novio Xavy, caballero de Estepa, el metódico y largo Dani, el gran ( pocas veces uso este adjetivo al referirme a una persona) Mario Quijano, con Rosi y Carmen, con su banda del Kitty, Fran, los miembros del Polígono San Pablo con Marta y Óscar a la cabeza, la viajera favorita de María, Mónica, gentes de la UPO, la familia Carrillo Estrada, la Indi y lo que me queda..
Allí estaba yo, el orgulloso burgalés,y por supuesto ella. Mi Giralda Particular. Ummm...

- ¿Álvar?
- Eeeee...sip
- Te has quedado achorrado, como dices tú. Vamos, nos bajamos aquí...
- Me encanta el metro,de verdad...
- ¿Qué dices?
- Te quiero.


1 comentario:

The outside is not all dijo...

Sevilla no se merece menos. Gracias.