viernes, 21 de enero de 2011

Solo ante el peligro

Pitido de un tren a lo lejos. Se acabó el tiempo, majete. Vas a morir a balazos. Estás solo.
Solo ante el peligro. Hace hora y media que buscas ayuda, pero es inutil.
Tus amigos se esconden, tus vecinos, tus jefes y hasta tu subordinado. Te han ofrecido marcharte, pero has vuelto.
No es tu estilo dejar nada a medias, por eso has dado media vuelta, pero sabes que no tendrás muchas oportunidades de salir con vida. El reloj parece ahora mismo lo único que sigue latiendo en este momento, lento pero inexorable.
Hadleyville es un pueblo fantasma, de cobardes que no arriesgarán nada por miedo.
De hipócritas que un día gritaron a tu lado defender sus casas y familias, pero que a la hora de la verdad, piden a sus mujeres que busquen excusas de todo tipo para eludir la responsabilidad final.
Hasta el juez se ha ido galopando de allí. Ya son las 12. El expreso ha llegado y con el Frank Miller.
Eres viejo y llevas 20 años de sheriff, hoy te jubilabas e incluso te has casado con la chica más guapa del pueblo. Ironías del destino, ¿eh, Will?
Ya estás en la calle, con 12 balas en dos pistolas. Esperando al destino.
La cámara se aleja, te convierte en un enano casi desarmado ante los cuatro gigantes que vienen a matarte, aquellos a los que un día encerraste. Pero ya sabes, el mundo es injusto, chaval...
¡Cuidado, Gary! Ya están cerca...
No os dire nada más.
Para todo lo demás, ved la película.
Altamente recomendada. De Fred Zinnemann en 1952.
Gary Cooper casi en el crepúsculo de su vida con una Grace Kelly exhultante y perfecta.

Para el que el cine le pilla de lejos, el cinéfilo, el amante del buen gusto, de la violencia o de la profundidad psicológica. El héroe del día a día, para aquel que alguna vez se ha encontrado solo O esperando, soñando con cargar un colt sabiendo que tiene razón, tenga una estrella de latón en el pecho o no.
La confianza en uno mismo se tambalea ante la adversidad, ante lo políticamente correcto o el evitar quedar mal.
Para todos aquellos que el cine les transporta a otra época, les convierte en héroes por unas pocas horas y luego les escupe al día a día de su vida, para volver a estarm casi sin darse cuenta y como casi siempre, gente sola ante el pelígro diario.
Sed felices.

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